lunes, 20 de junio de 2011

Stalingrado de Antony Beevor

Stalingrado no es una novela,  es un libro puramente histórico, en el se nos narra la batalla de Stalingrado, una de las más importantes de la Segunda Guerra Mundial con todo lujo de detalles. La narración abarca desde que los alemanes cruzan la frontera rusa, en 1941, hasta la derrota y rendición del VI ejercito alemán y el destino de sus soldados y generales.

La narración presenta un tono bastante imparcial, se nos cuentan las atrocidades alemanes a lo largo de su travesía hasta el Volga, así como el feroz contrataque soviético. Los dirigentes alemanes idearon la campaña rusa como una guerra de exterminio por lo que las tropas alemanas superan cualquier expectativa de crueldad. Los rusos bajo el puño de Stalin, vivieron una lucha llena de paranoia hacia sus propias tropas, hasta el punto que si un soldado soviético era capturado por los alemanes, si lograba escapar y regresar al ejercito rojo, estos no lo readmitían sino que lo enviaban a un Gulag (campo de concentración) de cabeza por traidor, ya que no había muerto en la defensa de su país. Si a esto lo sumamos que los máximos dirigentes de la batalla eran Hitler y Stalin dos de los lideres mundiales que más han despreciado la vida humana, tenemos una crónica absolutamente atroz, que supera con mucho cualquier obra de ficción. Stalingrado fue un autentico matadero para los dos bandos, algunas fabricas de la ciudad, como la de Tractores o la del Octubre Rojo fueron bastiones donde perecieron millares de hombres. La ciudad en ruinas tras el bombardeo de la Lufwaffe fue una trampa mortal ya que sus ruinas permitían numerosas emboscadas. Al final de la batalla  Alemania tubo medio millón de bajas y el ejército rojo un millón.

Stalingrado es un libro historiograficamente imprescindible y una lucida crónica de la batalla y de las mentalidades de los bandos fascistas y comunistas. 

Pd: Churchill contemplando las ruinas de Stalingrado, exclamó: "hasta donde han llegado los alemanes" al ser interpelado si lo decía por la destrucción dijo: "No, en el mapa"

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