lunes, 30 de diciembre de 2013

Soldados de honor de Adrian Goldswhorthy

Realmente no me había dado cuenta lo impactado y exhausto que me dejo La estación de la calle Perdido hasta ahora, último día del año y solo dos libros leídos este mes. Y ahora paso a presentar el libro que me ha sacado de esta modorra:

Soldados de honor de Adrian Goldswhorthy, se trata la historia de los hombres que a las ordenes del general Wellington acabaron con Napoleón.l regimiento 106 de infantería del ejercito británico. Esta novela narra sus inicios su tiempo de adiestramiento y sus primera batallas. Todo y ser presentado como la gran aventura de los casacas rojas en España durante la guerra de la independencia (1808-1814), en esta primera parte no pasan de Portugal.   

 El 106 en una verano caluroso se ve empujado a una guerra contra los Franceses  un enemigo practicamente invencible hasta el momento, cuando desembarcan los regulares españoles acaban de vencer en Bailen, y con fama de ser el ejercito más duro del planeta. 

Adrian Goldswhorthy es historiador y de los buenos, porque teje una perfecta reconstrucción histórica del momento, dando clases de historia sin que el lector se de cuenta en una narración cargada de detalles pero muy amena. La trama se divide en dos partes por una el periodo de instrucción para mí la mejor parte de la novela (otros opinan que lo mejor son las batallas), con nuestros protagonistas llenos de flaquezas, virtudes y sobretodo motivaciones propias, con romances y chanzas. Luego la segunda parte narra de forma veraz lo que suponía una batalla de la época ,cargar ladera arriba o la arbitrariedad de la guadaña. 


En definitiva en el aspecto personal, Soldados de honor por fin a supuesto una narración de calidad y divertida de las guerras napoleonicas y por parte de un narrador británico -lo que he leído de Cornwell no me ha convencido-. Aquellos que se hayan leído los libros de Pérez-Reverte sobre la guerra de la independencia -creo que son 5- no duden en saltar a Goldswhorthy. Ofrece rigor, diversión y calidad. Solo espero que su continuación no se demore en exceso.

jueves, 12 de diciembre de 2013

La estación de la calle perdido de China Mieville

Dios...
Como empezar esta reseña, La estación de la calle perdido resulta una obra descomunal en todos los sentidos, extremadamente ambiciosa, muy ampulosa y con un lenguaje algo recargado, con descripciones a cada una más exótica y extraña. Nueva Crobuzón, una ciudad abigarrada, recargada de seres a cada cual más extraño. China Miéville da rienda suelta a toda su imaginación y esculpe con parte de ella esta monumental obra.

La estación de la calle perdido es su segunda novela tras El rey rata ,  en ella desarrolla su estilo más barroco que proseguiría -por lo que he leído- en sus continuaciones: La cicatriz y El consejo de Hierro ambientadas igualmente en este mundo llamado Bas-lag pero en otras localizaciones. En ella Miévielle juega el todo por el todo la fantasía por la fantasía, lo extraño por lo extraño, todo ello en un mundo claramente steam-punk, donde el Londres victoriano se cambia por Nueva Crobuzon. Donde el ambiente forma parte del todo, el éxito de esta novela no se entendría sin los fuegos pirotecno-descriptivos que usa el autor ingles.

Una fantasía urbana, que al igual que Sanderson  -antes diría- se centra en la ciudad como el único espacio donde se desarrolla la trama. Una trama en la que hay cabida la tecnología a vapor, la magia y los seres alienigenas enmarcada en una sociedad proto-industrial, con su capitalismo desenfrenado, sus mafias, sus sindicatos y sus dirigentes políticos corruptos. Un novela que es todo ambiente pero que no olvida en casi-ningún momento la historia que esta contando:

Isaac es un científico fuera del circuito con sus tres compañeros, tienen un laboratorio en el que hacen todo tipo de experimentos. A la que un día aparece Yagarek un garuda, un hombre pájaro al que le han cortado las alas por el crimen de: Robo de elección en segundo grado -hasta el capitulo final no se sabe que significa realmente esto-. Le pide a Isaac que le ayude a poder volar de nuevo. Así que Isaac empieza a recolectar toda clase de seres voladores para aplicar algo del conocimiento ayudar al reflote del garuda, pero en una de estas les llega un extraño gusano que cuando se desarrolle -en la página doscientos y pico- creara el terror y el caos por toda la ciudad. Por tanto La estación de la calle perdido también es y quizas fundamentalmente una novela con monstruo.Donde el terror y las pesadillas juegan un papel esencial en la obra. Pero también es una fabula anticapitalista donde un sistema manipula a todos en su beneficio y recorta libertades aprovechando un supuesto mal mayor. China Miéville nunca a escondido su filiación de izquierdas.

La verdad que me ha costado acabar esta novela, no por desgana, ni aburrimiento, sino porque se ha de leer detenidamente porque tiene tantos detalles que te acabas perdiendo en la inmensidad de Nueva Crobuzon y en la trama algo alargada quizás pero nunca aburre, giros constantes, detalles en los que Miéville va matizando su mundo: a nivel de como se organizan las sociedades, me ha parecido fantástico todo lo que rodea a la novia de Isaac, la khepri Lin, mitad humana mitad insecto, una artista bohemia y todo ternura. Esta novela a supuesto un despertar del sentido de la maravilla constante, recargada de ideas nuevas. Especialmente recomendada para los que les guste la literatura barroca y lo extraño, pero también para los que os guste una historia con transfondo.

A pesar de algunos defectillos: demasiado larga, se va un poco por las ramas, situaciones que tardan en arrancar o el hecho que te sumerja practicamente en su mundo sin ningun proceso de descompresión -algo que me estimula- hace que andes perdido durante unas cuantas páginas. Vamos que es altamente recomendable. En las novelas posteriores que he leído del autor, este estilo barroca se diluye pero su originalidad y su planteamiento de nuevos mundos e ideas sigue impecable.